sábado, 29 de noviembre de 2008

LAS CRISIS DE LA MASCULINIDAD EN CRISIS


Reconocerse atravesando una crisis no debe avergonzarnos. Haberlo hecho es el primer paso hacia un atravesamiento favorable de esa contingencia. Una crisis es un desajuste entre las dificultades que nos plantea un problema y los recursos con los que contamos para superarlo.

Distinguimos dos clases de crisis; las vitales o evolutivas y las accidentales o estresores.

Las crisis evolutivas son inevitables, implican el pasaje de un ciclo vital a otro, de la niñez a la adolescencia, de la adolescencia a la juventud, de la juventud a la edad media de la vida y de ésta a la madurez.

Las crisis accidentales son contingentes e individuales, y cada uno puede enfrentarlas o no en distintos momentos de la vida.

La superposicion de una crisis evolutiva con una accidental desencadena generalmente conflictos, que puede demorar o complicar el pasaje de un ciclo evolutivo a otro. En estos casos, dos factores toman vital importancia: la red afectiva y la conciencia de que estamos en problemas y que necesitamos ayuda. Ahi es cuando la masculinidad no desplegada en términos existenciales puede agregar un factor más de riesgo: la omnipotencia, la creencia de que quien pide ayuda ha claudicado como varon y ésto, paradojicamente, puede estancarnos en las consecuencias de conflictos sin resolver.

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